En la mitología griega, Cocito es uno de los ríos más sombríos del inframundo, conocido por su significado: "río de lamentos". Su leyenda está asociada con el sufrimiento de las almas condenadas, en especial, aquellos que no pueden descansar en paz ni en el cielo ni en el infierno. Según diversos mitos, es un río alimentado por las lágrimas de ladrones de poca monta, comerciantes deshonestos y otras almas condenadas, quienes pasan la eternidad llorando su destino. En los relatos griegos, este río es uno de los que recorren las áridas llanuras del Hades, el reino de los muertos.
En "La Divina Comedia", la famosa obra de Dante Alighieri, Cocito tiene un papel aún más oscuro. En lugar de ser un río de lágrimas, Dante lo describe como un lago de hielo que forma parte del noveno círculo del infierno, el lugar destinado a los traidores. Este lago helado se mantiene congelado por el batir constante de las alas de Lucifer, quien está atrapado en el centro de este icónico río. Los traidores son castigados en el Cocito, y su castigo varía dependiendo del tipo de traición que cometieron. A medida que se profundiza en el lago, el hielo se vuelve más espeso, y los pecadores quedan más atrapados en él. Así es como Dante clasifica los diferentes grados de traición:
- Caína: En esta parte del Cocito se encuentran aquellos que traicionaron a su familia. Están enterrados en el hielo hasta el cuello, sin poder moverse.
- Antenora: Aquellos que traicionaron a su patria o su comunidad están sumergidos hasta la cintura, congelados y condenados a sufrir el frío.
- Tolomea: Los que traicionaron a sus huéspedes son castigados aquí. Sus cuerpos se congelan lentamente, comenzando desde los pies hasta el torso, en un proceso interminable.
- Judeca: La parte más profunda del Cocito, donde se encuentran quienes traicionaron a sus benefactores o a figuras importantes en su vida. Aquí, las almas están completamente sumergidas en el hielo, sin posibilidad de movimiento. Esta zona lleva el nombre de Judas Iscariote, el traidor más infame, y es el hogar de Lucifer.
Dante describe a Lucifer como una figura enorme, atrapada en el hielo hasta la cintura, en el centro del Cocito. Sus tres rostros mastican eternamente a los tres traidores más grandes de la historia según Dante: Judas, Bruto y Casio. Este castigo simboliza la traición más profunda, tanto hacia la humanidad como hacia el Cielo mismo.
Un detalle interesante sobre este río es su relación con los más pobres, aquellos que no tienen los recursos para pagarle a Caronte, el barquero que cruza las almas por el río Aqueronte, hacia el infierno. Según algunas versiones, las almas insolventes, las que no pueden pagar por su cruce, están condenadas a vagar eternamente por las orillas, sin poder acceder al infierno ni al descanso. Estas almas, a diferencia de los condenados dentro del infierno, recuerdan perfectamente su vida en la Tierra. Sufren de hambre, sed y otras necesidades físicas, pero no tienen un cuerpo para satisfacerlas, lo que las condena a un sufrimiento eterno. Este castigo es especialmente cruel, pues se asemeja mucho a la vida de los pobres en la Tierra: deseos insatisfechos y la imposibilidad de cambiar su destino.
El Cocito, ya sea como río de lágrimas o lago de hielo, representa el castigo y el sufrimiento de aquellos que han traicionado o fallado en vida. Pero más allá de los mitos y las leyendas, es una advertencia sobre las consecuencias de nuestras acciones, así como una reflexión sobre las diferencias sociales y la justicia, tanto en la vida como en la muerte.
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