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LOS PEDOS QUE CAMBIARON LA HISTORIA

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Las flatulencias, aunque incómodas para muchos, son una realidad natural tanto para humanos como animales. Aunque no lo parezca, los pedos han tenido un rol curioso en la historia, la mitología, la filosofía y hasta la política. Aquí te presentamos un recorrido por algunos de los momentos más inesperados en los que las ventosidades dejaron su marca en la historia humana.

Una de las primeras menciones a las flatulencias se encuentra en una antigua tablilla sumeria, que alaba al rey Lugalzagesi. Este monarca del siglo XXVI a.C., conocido por su gran poder, dominó varias ciudades sumerias. Su expansión llegó hasta el Mediterráneo, aunque fue derrotado por Sargón el Grande. Lo interesante es que la tablilla destaca la fuerza con la que este rey se tiraba pedos, sugiriendo que, para los poderosos, una flatulencia vigorosa era casi un símbolo de grandeza. Sin embargo, esta conducta no era bien vista en personas comunes. De hecho, un proverbio sumerio dice: "Algo que nunca ha ocurrido desde tiempos inmemoriales; una mujer joven no se tiró un pedo en el regazo de su marido", revelando el rechazo a este comportamiento entre personas de menor rango.

Curiosamente, en las antiguas culturas cananeas y moabitas, existía un dios llamado “Baal-el-Peor”, mencionado en el Antiguo Testamento. Este dios, cuyo nombre proviene del monte Peor, recibía ofrendas bastante peculiares: residuos humanos, incluyendo flatulencias. Se dice que los fieles se tiraban pedos como parte del culto. La Biblia, en Salmos 106, menciona que incluso se le ofrecían sacrificios humanos. El dios Baal-el-Peor eventualmente evolucionó en la figura de “Baal-Zebú” (bel-ce-bú), o "Señor de las Moscas", quien se convertiría en uno de los mayores adversarios de Jehová.

En la mitología del pueblo “Innu”, de Canadá, encontramos a “Matshishkapeu”, "el hombre pedo". Este dios tenía la capacidad de comunicarse con los humanos a través de flatulencias, que se consideraban mensajes divinos. Según la creencia, si una persona se tiraba un pedo de forma repentina en medio del campo, se debía detener lo que estuviera haciendo para buscar la interpretación del "mensaje". Esta tarea la realizaban chamanes especializados. “Matshishkapeu” castigó al dios Caribú con un doloroso estreñimiento cuando este se negó a proporcionar caribúes para que los hombres comieran. Este dios era omnipresente, "siempre con ellos, sin importar dónde estuvieran", igual que las flatulencias que lo representaban.

El pedo no sólo ha tenido protagonismo en la mitología, sino también en la filosofía. La escuela pitagórica sostenía que los gases liberados al consumir habas representaban el alma de las legumbres intentando escapar, por lo que Pitágoras prohibió su consumo. Más tarde, los maniqueos afirmaron que los pedos eran una forma de liberar la luz divina del cuerpo, y San Agustín relató que conocía a personas capaces de tirarse pedos a voluntad, produciendo sonidos armoniosos como si fueran canciones.

Sin embargo, los filósofos medievales veían las flatulencias de una forma completamente diferente. Consideraban los pedos como "la marca de la descomposición y la muerte". En “La Divina Comedia”, Dante Alighieri describe a los flatulentos como condenados al infierno, donde pagaban por haber abusado de esta función natural. Un ejemplo literal es cuando menciona que uno de los condenados "había hecho de su trasero una trompeta".

La literatura ha aprovechado la comicidad inherente a las flatulencias. Francisco de Quevedo, Aristófanes y Cervantes las usaron para generar humor en sus obras. Además, en la Irlanda medieval, existía un tipo de bufón conocido como “Braigetoir”, cuyo talento era entretener al público tirándose pedos. El más famoso fue “Roland, the Farter” (Roland, el pedorro), un bufón del rey Enrique II de Inglaterra. Roland recibió tierras a cambio de presentarse cada Navidad ante el monarca y realizar un "salto, silbido y pedo".

En el Japón del periodo Edo (1603-1868), un artista anónimo creó una serie de dibujos titulada “He-Gassen”, o "Batalla de Pedos". Las ilustraciones realizadas en rollos de papel, mostraban escenas cómicas de hombres semidesnudos utilizando sus flatulencias como armas en una guerra absurda. Estos rollos probablemente ridiculizaban a los occidentales, impactados por la cultura japonesa de la época.

Los pedos no sólo han sido fuente de comedia, sino también de conflictos políticos. El historiador Heródoto, relata la historia del faraón Apries en Egipto, quien enfrentó una rebelión liderada por su general Amasis. Durante una reunión, el militar respondió al mensajero del rey, tirándose un pedo y diciendo: "Lleva esto de vuelta a tu faraón". Este gesto simbólico marcó el inicio de una rebelión que terminó con la derrota y muerte de Apries.

Otro incidente relacionado con una flatulencia se dio en el año 52 d.C., durante la celebración de la Pascua en Jerusalén. Un soldado romano, en un acto de burla, se levantó la falda y soltó una potente flatulencia frente a una multitud judía. Esto desató una violenta revuelta, con miles de muertos. Según el historiador Flavio Josefo, la tensión entre judíos y romanos ya estaba latente, pero este hecho provocó una explosión de violencia.

En tiempos más recientes, un incidente peculiar ocurrió en 1981, cuando un submarino soviético, cargado con armas nucleares, emergió en aguas suecas cerca de una base naval. Esto incrementó la vigilancia en el mar Báltico, donde poco después se detectaron misteriosos sonidos submarinos. Las autoridades suecas pensaron que estos sonidos eran producidos por submarinos soviéticos, lo que causó una tensión diplomática que duró varios años. Sin embargo, en 1994, se descubrió que los ruidos no provenían de submarinos, sino de los pedos de los arenques (un tipo de pez), que en grandes bancos emitían sonidos al cruzar el Báltico. Este incidente, conocido como "Whisky on the Rocks", terminó en risas cuando se reveló la verdadera causa de la alarma.

A lo largo de la historia, las flatulencias han jugado un papel sorprendentemente significativo en la vida humana, desde la mitología y la filosofía hasta la literatura y la política. Ya sea para provocar risas, conflictos o momentos curiosos, los pedos han dejado su huella en la humanidad de formas inesperadas, recordándonos que lo mundano también puede tener un impacto trascendental.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 62

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