
A lo largo de la historia, no es raro que ciertas obras literarias parezcan anticipar grandes desastres, ya sean naturales o provocados por el hombre. La tragedia que marcó el hundimiento del Titanic no fue una excepción, varios relatos previos parecen haber predicho de manera inquietante lo que más tarde se convertiría en uno de los sucesos más recordados en la historia marítima. El hundimiento se produjo el 15 de abril de 1912, después de que, la noche anterior, el barco chocara contra un iceberg. Este fatal accidente resultó en la muerte de más de 1,500 personas, de un total de poco más de 2,200 que viajaban a bordo. Si tuviéramos que reducir los hechos a sus puntos clave, la historia sería más o menos así:
- El barco más grande construido hasta ese momento.
- Con fama de ser indestructible.
- Choca contra un iceberg.
- Los botes salvavidas no son suficientes.
- Más de la mitad de los pasajeros perecen.
Aunque el impacto que esta tragedia tuvo en la literatura es limitado, es notable que cuatro escritores reconocidos en su tiempo, entre ellos uno que dejó relatos inquietantemente proféticos, murieran en el naufragio. De manera llamativa, uno de ellos había escrito sobre catástrofes muy similares. Las predicciones que aparecen en la literatura suelen causar gran revuelo, sobre todo cuando un evento como el hundimiento del Titanic parece confirmarlas. Profetizar no es difícil; lo realmente complicado es que la predicción se haga realidad de una manera tan exacta.
Uno de estos escritores, un reconocido periodista y autor de la época, había plasmado en dos de sus relatos elementos que resultan muy similares al hundimiento del famoso barco. En su obra “De un mundo a otro”, publicada en 1892, narra cómo un enorme transatlántico choca contra un iceberg. En otra de sus historias, escrita en 1886, titulada “El hundimiento de un gran vapor en el Atlántico”, describe el naufragio desde la perspectiva de un sobreviviente que consigue subir a uno de los pocos botes disponibles tras el impacto con un bloque de hielo en las frías aguas del Atlántico Norte.
Lo más curioso es que, a pesar de haber imaginado estos desastres, el autor no se dejó influenciar por sus propios escritos y no evitó viajar en el enorme transatlántico, cuyas características coincidían de manera inquietante con las de los barcos que él había descrito anteriormente. Tras su muerte en el naufragio, sus obras recuperaron popularidad por un tiempo. No es extraño que la tragedia, en ciertos casos, revitalice el legado de un escritor y lo convierta en una figura profética a ojos del público.
La novela “El hundimiento del gran navío", escrita por un autor visionario en 1898, es la que más claramente anticipó la tragedia real del famoso transatlántico. Este libro relata cómo un gigantesco barco llamado "Titán" se hunde tras colisionar con un iceberg, catorce años antes de que el verdadero barco fuese construido. Las similitudes entre la nave ficticia y la real son tan numerosas que es difícil creer que sea solo coincidencia.
- El Titanic medía 268 metros de largo, pesaba 53,000 toneladas, tenía tres hélices y dos mástiles, y era impulsado por 45,000 caballos de fuerza. Zarpa en abril desde un puerto británico, choca con un iceberg en el Atlántico Norte, a unas 400 millas náuticas de Terranova. Los botes salvavidas son insuficientes, y más de la mitad de los pasajeros mueren.
- En la novela, el "Titán" mide 243 metros de largo, desplaza 75,000 toneladas, tiene tres hélices y dos mástiles, y cuenta con 40,000 caballos de fuerza. Al igual que el Titanic, zarpa en abril, colisiona con un iceberg en el Atlántico Norte, a la misma distancia de Terranova, y también tiene una cantidad insuficiente de botes salvavidas, lo que lleva a la muerte de la mayoría de los pasajeros.
El vínculo entre la realidad y la ficción, entre los sueños y los eventos que terminan por ocurrir, es un tema que ha fascinado a la humanidad por siglos. En este caso, ha dado lugar a especulaciones sobre la capacidad humana de prever, aunque sea de manera inconsciente, los desastres que están por venir.
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 65