ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 69 | 22.11.2024

EL ENIGMA DEL ROSTRO EN MARTE

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Un hecho peculiar ocurrió cerca de Marte. La sonda Viking 1 de la NASA sobrevolaba el planeta capturando imágenes para determinar zonas de aterrizaje para su gemela, Viking 2. Todo indicaba que sería un proceso rutinario, enfocado en fines científicos. Sin embargo, el 25 de julio de 1976, una fotografía mostró algo inesperado: una formación en la superficie que, por sus sombras, parecía una enorme cara humana, de tres kilómetros de extremo a extremo, observando desde una región llamada Cydonia.

La imagen sorprendió al equipo del Laboratorio de Propulsión a Chorro. Pronto, los científicos explicaron que era una meseta marciana común, pero con sombras que daban la ilusión de un rostro, semejante a un faraón egipcio. Seis días después, la NASA publicó la fotografía acompañada de una descripción oficial: “La imagen muestra mesetas erosionadas. La prominente roca central, que parece un rostro humano, es un efecto de las sombras. La formación mide 1.5 kilómetros de ancho y los rayos solares inciden a un ángulo de 20 grados”.

Pero no todos lo vieron igual. Algunos afirmaron que estas formaciones eran pruebas de construcciones realizadas por una civilización marciana. Según esta interpretación, la “cara” y otras estructuras cercanas, como pirámides y supuestos edificios, eran vestigios de una antigua ciudad en Marte. Incluso se especuló que la NASA y otras agencias espaciales ocultaban deliberadamente este hallazgo.

En términos científicos, las misiones Viking 1 y 2, que incluían orbitadores y módulos de aterrizaje, fueron un éxito sin precedentes. Obtuvieron valiosa información sobre la geografía marciana. Dentro de las imágenes enviadas, destacaba esta formación rocosa en Cydonia, ubicada en las coordenadas 40.75° N y 350.54° E. Según los expertos, se trataba de un efecto óptico creado por la luz y la resolución limitada de los instrumentos de la época.

Décadas más tarde, con tecnología avanzada, la sonda Mars Global Surveyor capturó imágenes en 1998 que aclararon la verdad. Las fotografías, diez veces más detalladas, mostraron que la famosa “cara” era solo una colina erosionada. A pesar de esto, algunos seguían creyendo en su origen artificial. En 2001, esta misma sonda, bajo condiciones climáticas más favorables, tomó imágenes con resolución máxima, donde cada píxel representaba 1.56 metros. Estas nuevas vistas confirmaron que no había nada artificial: solo una formación natural irregular.

Además, se analizaron las supuestas “pirámides” cercanas a la “cara”. Aunque parecían estructuras simétricas en las imágenes originales, las tomas modernas revelaron que eran mesetas erosionadas. Se cree que, en el pasado, esta región pudo haber sido una playa marciana. Imágenes capturadas en 2001 y 2006 por sondas como Mars Express corroboraron que no hay restos de construcciones, pero sí un paisaje fascinante para el estudio geológico.

La icónica “cara de Marte” es, en esencia, un caso de luces, sombras y baja resolución que alimentó la imaginación. Aunque no prueba la existencia de civilizaciones marcianas, sí resalta la importancia de la exploración científica y el continuo avance de nuestra tecnología para comprender mejor el cosmos.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 69

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