La humanidad ha llenado su imaginario con figuras y seres fascinantes, desde deidades de mitologías clásicas como Zeus, Apolo o Poseidón, hasta criaturas enigmáticas como sirenas, ninfas, centauros y náyades. A esta lista se suman hombres lobo y monstruos legendarios como el del Lago Ness. Pero, entre todos ellos, los vampiros tienen un lugar especial en nuestra curiosidad. Estos seres no solo habitan las historias de Europa Central con personajes como el Conde Drácula; también aparecen en las tradiciones de Oriente, donde encontramos relatos igualmente cautivadores.
En Filipinas, por ejemplo, existen leyendas aterradoras sobre vampiros. Una de las más célebres es la del Manananggal. Sin embargo, no es la única. En esta región también se habla del Aswang, una criatura que comparte ciertas características con el Manananggal, pero con habilidades únicas: puede adoptar diversas formas e incluso convivir entre los humanos, engañándolos.
El término proviene del idioma tagalo y deriva de la palabra "tanggal", que significa "eliminar" o "separar". Este significado está estrechamente ligado a la singularidad del ser: cuando se prepara para atacar, divide su cuerpo en dos mitades. La parte inferior permanece en tierra mientras que la superior, equipada con grandes alas membranosas, vuela en busca de presas. Aunque comparte algunas características con los vampiros de Europa, como la sed de sangre, tiene rasgos únicos que lo hacen aún más inquietante.
Uno de los aspectos más sorprendentes de esta criatura es su habilidad para transformarse. Durante el día, parece una mujer común y corriente, pero al caer la noche, su metamorfosis es espeluznante. Su torso se desprende de las piernas, permitiéndole volar y acechar desde los cielos. Entre sus víctimas favoritas están los niños y las mujeres embarazadas. Según las creencias, prefiere la sangre de los jóvenes y la energía vital de las embarazadas, considerándolas fuentes ricas en vitalidad y fuerza regeneradora.
Este ser también se destaca por su capacidad para rastrear presas mediante un olfato extremadamente agudo. Puede localizar a sus objetivos por el aroma de su sangre, incluso desde largas distancias. Este detalle añade un elemento escalofriante, ya que las personas podrían sentir su presencia antes de verla, aumentando la sensación de vulnerabilidad.
A pesar de su aterradora reputación, la leyenda también describe sus puntos débiles. Se dice que puede ser repelido con vinagre y ciertos objetos sagrados, como cruces y amuletos. También se cree que es vulnerable al sol, especialmente si lo sorprende en su forma dividida antes del amanecer.
En cuanto a cómo enfrentarlo, las historias sugieren métodos similares a los utilizados contra los vampiros europeos. El ajo, la sal y las dagas son armas eficaces, pero destaca un elemento particular en la tradición filipina: látigos hechos con las colas de ciertas especies de manta raya. Sin embargo, si deseas acabar con el Manananggal de forma definitiva, la clave está en atacarlo mientras está separado. Si logras cubrir la parte inferior de su cuerpo con sal, polvo de ajo o cenizas, evitarás que pueda volver a unirse. Cuando el amanecer llegue y lo encuentre en este estado, la criatura perecerá.
Recopilación
El PELADO Investiga
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