
Las supersticiones son ideas que asociamos con una fuerza sobrenatural y que creemos pueden influir en nuestro destino de manera positiva o negativa. Estas creencias, a menudo acompañadas de pequeños rituales, han sido parte de nuestra vida como sociedad desde tiempos antiguos, a pesar de carecer de base científica. Un ejemplo típico: evitar pasar por debajo de una escalera, tocar madera para prevenir una desgracia o cruzar los dedos esperando que algo salga bien. Estas prácticas se transmiten dentro de nuestras familias, comunidades y círculos sociales, hasta el punto de que muchas personas las consideran casi inevitables en su día a día.
Algunos de los ejemplos más conocidos incluyen evitar el martes 13, no cruzarse con un gato negro, pedir un deseo al ver una estrella fugaz o confiar en amuletos que prometen buena fortuna. Aunque estas conductas no tienen fundamento real, tienden a ser reforzadas porque las personas suelen conectar resultados positivos o negativos con ellas. Te doy un ejemplo claro: alguien puede pensar que cierto número le da suerte porque un día algo bueno ocurrió relacionado con él. A partir de ese momento, buscará usar ese número como si realmente fuera un factor determinante para el éxito. Por el contrario, si tras cruzarse con un gato negro le sucede algo negativo, comenzará a asociar la mala suerte con ese hecho, ignorando todas las cosas buenas que puedan estar ocurriendo a su alrededor.
1. La necesidad de controlar lo incierto: Ante situaciones fuera de nuestro alcance, buscamos seguridad en algo, aunque sea irracional.
2. Reducir la sensación de inseguridad: Las supersticiones son una forma de sentirnos menos vulnerables frente a lo desconocido.
3. La comodidad de lo fácil: Es más sencillo atribuir un evento a una superstición que afrontar los miedos y confiar en nuestras propias habilidades.
Desde una perspectiva psicológica, combatir las supersticiones requiere trabajar en uno mismo y desarrollar confianza en las propias capacidades. Por ejemplo, si crees que necesitas un amuleto para aprobar un examen, es probable que vayas con una actitud negativa si no lo tienes. Pero el éxito en esa prueba no dependerá de un objeto, sino de tu preparación y confianza.
1. Recupera el control: Crea hábitos saludables que te ayuden a sentirte seguro y confiado en tus propias decisiones. Enfócate en lo que sí puedes manejar y trabaja sobre ello.
2. Desarrolla la toma de decisiones: Reflexiona sobre tus opciones y confía en tu propio criterio para enfrentar los retos.
3. Enfrenta tus miedos: Poco a poco, comienza a desafiar esas creencias que te limitan. No todo está bajo tu control, pero mucho depende de tu enfoque y actitud.
4. Gestiona la ansiedad: Pregúntate por qué una superstición te afecta tanto. Analizar la raíz de esos pensamientos te permitirá trabajar en ellos de manera más efectiva.
Si sientes que estas creencias influyen demasiado en tu vida, interfiriendo con tu bienestar, buscar ayuda de un profesional de la salud mental puede ser la mejor decisión. Las supersticiones a menudo son solo la punta del iceberg; debajo pueden existir inseguridades o patrones de pensamiento que también necesitan atención.
La Biblia también aborda temas relacionados con la superstición, enseñándonos a confiar en Dios y no en rituales o prácticas carentes de sustento. En Jeremías 10, 2-3 nos señala:
"Así habla el Señor: No imiten las costumbres de los paganos ni se atemoricen por los signos del cielo, porque son los paganos lo que temen esas cosas. Sí, el Terror de los pueblos no vale nada: es una madera que se corta en el bosque, una obra cincelada por la mano del orfebre"
Este pasaje advierte contra adoptar prácticas y creencias sin fundamento, como lo son las supersticiones, y nos invita a no temer cosas sin sentido.
En Colosenses 2-8, se nos recuerda:
"No se dejen esclavizar por nadie con la vacuidad de una engañosa filosofía, inspirada en tradiciones puramente humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo".
Este versículo nos llama a evitar ser arrastrados por ideas sin fundamento o tradiciones que no tienen base en la verdad divina.
Por último, en el libro del Deuteronomio 18, 10-12:
"Que no haya entre ustedes nadie que inmole en el fuego a su hijo o a su hija, ni practique la adivinación, la astrología, la magia o la hechicería. Tampoco hará ningún encantador, ni consultor de espectros o de espíritus, ni evocador de muertos. Porque todo el que practica estas cosas es abominable al Señor, tu Dios, y por causa de estas abominaciones. él desposeerá a esos pueblos delante de ti".
Aquí, Dios deja claro que poner la confianza en prácticas supersticiosas o sobrenaturales es contrario a su voluntad, pues nos llama a depender de Él y no de estas cosas.
Las supersticiones pueden parecer inofensivas o incluso divertidas en ocasiones, pero si las dejamos crecer, pueden tomar control sobre nuestras vidas. Recordemos que no existe relación entre un ritual y un resultado, sino que lo que verdaderamente importa es nuestra preparación, confianza y fe. Al trabajar en nuestra seguridad personal y afrontar los retos con valentía, podemos liberarnos de estas ataduras y vivir con mayor plenitud. Tú eres el responsable de tus decisiones y, con la ayuda de Dios, puedes enfrentar cualquier situación. Aprende a confiar en tus habilidades y en la guía divina, dejando atrás las cadenas de creencias irracionales que no aportan nada positivo.
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