
El creador del polígrafo, el dispositivo utilizado para detectar mentiras, también fue la mente detrás de uno de los personajes más icónicos de la cultura pop: la Mujer Maravilla. Su nombre era William Moulton Marston, y su historia está llena de curiosos detalles sobre su vida personal y profesional.
Marston, un psicólogo y académico de Harvard, era un hombre con ideas muy avanzadas para su tiempo. En lugar de conformarse con los estándares convencionales, no solo fue un pionero en el campo de la psicología y la tecnología, sino que también desafió las normas sociales sobre las relaciones y el amor. Lo que pocos saben es que la figura de la Mujer Maravilla estuvo inspirada en dos mujeres fundamentales en su vida: su esposa, Elizabeth Holloway Marston, y Olive Byrne, una estudiante universitaria con la que ambos mantuvieron una relación poliamorosa.

Elizabeth fue una mujer increíblemente brillante, que también tenía estudios en psicología. Fue quien ayudó a William a desarrollar sus ideas sobre la psicología del comportamiento humano, lo que a su vez influyó en la creación de la Mujer Maravilla. Olive, por otro lado, era una mujer que compartía muchas de las ideas progresistas de William y Elizabeth. Juntas, las tres formaron una familia poco convencional, pero también unida por sus valores sobre la libertad, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
El personaje de la Mujer Maravilla reflejó no solo los ideales feministas de la época, sino también la mezcla de valores que Marston valoraba en su vida personal. La heroína, creada en 1941, fue diseñada para ser una figura fuerte, independiente y capaz de luchar por la justicia, un ideal muy en sintonía con las luchas sociales de aquellos tiempos.
La historia de la Mujer Maravilla y su origen poco convencional subraya cómo las ideas más avanzadas sobre la libertad, el amor y la igualdad pueden surgir incluso de las experiencias más personales y atípicas.
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