Una figura que desafió los límites entre la fe y la charlatanería en la Inglaterra del siglo XVIII. Autoproclamada profetisa cautivó a sus seguidores con sus supuestas habilidades sobrenaturales. Desde su humilde origen como sirvienta, participó activamente en la Iglesia de Inglaterra hasta que, en 1792, convencida de su destino divino, comenzó a dictar profecías en verso que afirmaban su papel como la mujer mencionada en el “Libro de las Revelaciones”.
Pero fue a la edad inusual de sesenta y un años cuando anunció su embarazo, proclamando que daría a luz al Mesías, el Shiloh del Génesis. Detalló incluso la fecha de parto: el 19 de octubre de 1814, pero aún sus seguidores lo están esperando. Falleció poco después, el 27 de diciembre del mismo año, aunque la datación exacta de su muerte es incierta. Sus prosélitos, aferrados a la esperanza, conservaron su cadáver, creyendo en su resurrección hasta que la evidencia de la putrefacción se hizo innegable.
A pesar del decepcionante desenlace, sus simpatizantes persistieron en su creencia, llegando a alcanzar los 100.000 adeptos en el momento de su deceso. En 1844, lady Ann Essam dedicó su fortuna a publicar las obras de Joanna, enfrentándose a numerosos litigios por blasfemia y herejía. Consciente de las polémicas que rodearían su legado, la profetisa ocultó sus revelaciones más temibles en un arcón, conocido como la "Caja de Joanna Southcott", destinada a ser abierta en tiempos de crisis mundial, bajo la custodia de 24 obispos de la Iglesia de Inglaterra.
Durante la guerra de Crimea y la Primera Guerra Mundial, se intentó abrirla sin éxito. En 1927, el cazador de fantasmas Harry Price afirmó haberla robado, desatando una controversia. Sin embargo, al abrirse públicamente, solo reveló documentos triviales y un revólver oxidado. Los seguidores de Joanna afirmaron que era una falsificación.
En 1960, instaron a los obispos a abrir la caja, advirtiendo de un inminente fin del mundo. Ante su negativa, predijeron el fin del mundo para diciembre de 2004, que pasó sin incidentes. Muchos aún aguardan la apertura del cofre, creyendo que desencadenará eventos apocalípticos o revelará verdades ocultas. Mientras tanto, la "Caja de Joanna Southcott" permanece cerrada, custodiada por unos pocos devotos, quienes esperan con impaciencia la intervención de los obispos para desvelar su misterioso contenido y quizás, confirmar las profecías de su venerada líder.
Recopilación
El PELADO Investiga
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