ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 68 | 15.11.2024

LOS ÍNCUBOS LAS PREFIEREN VIUDAS

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Los íncubos, demonios con una capacidad única para seducir a las mujeres, han sido objeto de numerosas leyendas a lo largo de la historia. Estos seres, según los grimorios y textos prohibidos de la Edad Media, eran expertos en despertar las fantasías más profundas de las mujeres, cumpliéndolas de maneras que ningún hombre mortal podía igualar. Uno de los íncubos más célebres en estas historias fue Lüdérc, un vampiro de origen húngaro cuya estirpe provenía de un antiguo demonio llamado Larimón, conocido por su maestría en el arte de la seducción.

Lüdérc es mencionado en el tratado “De Daemonialitate et Incubis et Succubis”, del investigador Ludovico María Sinistrari. En este texto, se describe de manera detallada a este íncubo y su extraña preferencia por las viudas. Según las leyendas medievales de Hungría, su aparición era precedida por fenómenos inusuales en el cielo, como la visión de cometas o estrellas fugaces, lo que anunciaba su inminente llegada.

El autor señala que la mayoría de las personas no temían ser atacadas por este íncubo, ya que su apetito era muy particular: se alimentaba exclusivamente de la sangre de mujeres viudas. Esta peculiaridad lo diferenciaba de otros demonios o vampiros que solían tener dietas más generales. Nadie ha podido explicar con exactitud por qué prefería a las viudas, pero algunos creen que puede estar relacionado con el dolor emocional que ellas experimentan tras perder a sus esposos. Este dolor podría hacerlas más susceptibles a los encantos de una criatura capaz de adoptar la apariencia de su pareja fallecida.

Lüdérc tenía la habilidad de cambiar de forma a voluntad. Podía asumir el aspecto del esposo difunto de la viuda, replicando con gran precisión su rostro y su cuerpo. Sin embargo, había una parte de su anatomía que nunca podía transformar: su miembro viril, de dimensiones descomunales, que lo diferenciaba claramente del esposo fallecido. A pesar de su habilidad para cambiar de apariencia, el enorme tamaño de esta parte del cuerpo del íncubo, comparable a los atributos del dios Príapo, no pasaba desapercibido para sus víctimas. Aun así, muchas viudas no rechazaban la sustitución, como indica Sinistrari. El dolor de la pérdida y el deseo de consuelo las hacía vulnerables a los avances del demonio, quien aprovechaba esta oportunidad para alimentarse de ellas.

Más allá de su capacidad para adoptar diferentes formas, la verdadera fortaleza de Lüdérc era su habilidad para llevar a cabo largas y agotadoras proezas amatorias. Su objetivo era cansar física y emocionalmente a la viuda, hasta el punto de que, en su vulnerabilidad, él pudiera alimentarse de su sangre sin necesidad de ejercer violencia. Según las reglas que regían a los íncubos y súcubos, la violencia estaba prohibida en sus actos de alimentación, lo que obligaba a estos seres a utilizar métodos más sutiles y manipuladores.

Las leyendas medievales no ofrecen muchas soluciones para evitar a este íncubo en particular, lo que puede sugerir que su presencia rara vez era vista como algo negativo. De hecho, muchas de sus víctimas, debido a su dolor o la necesidad de sentirse nuevamente acompañadas, aceptaban a este demonio en su vida, al menos temporalmente. Sinistrari evita juzgar duramente a las viudas que caían bajo su influjo. Es bien sabido que el dolor y la soledad pueden llevar a las personas a cometer actos impensables, incluso a aceptar la compañía de un ser tan extraño y oscuro. La figura de Lüdérc representa, en cierto modo, el deseo de consuelo en tiempos de tristeza, aunque ese consuelo venga de una fuente perversa.

Esta historia no solo nos habla de un demonio específico, sino también de la fragilidad humana y de cómo el dolor y la pérdida pueden llevarnos a situaciones que, en otro contexto, parecerían impensables. En la Edad Media, estos relatos servían como advertencias sobre los peligros de ceder a la tentación, pero también revelan cómo la humanidad ha buscado explicaciones sobrenaturales para entender sus emociones más profundas.

Recopilación
El PELADO Investiga
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