La presentación del TULB generó una controversia significativa dentro de la comunidad científica y más allá. Mientras que movimientos conservadores intentaron frenar su comercialización por vías legales, el público general lo recibió con entusiasmo. Este dispositivo inalámbrico, diseñado para traducir el llanto de bebés recién nacidos a más de treinta idiomas, se conecta fácilmente a un puerto USB. Su precisión en la interpretación fue destacada, aunque también evidenció anomalías sorprendentes, sobre todo en las primeras veinticuatro horas de vida.
El dispositivo no traduce frases completas ni conceptos complejos, sino impresiones básicas y directas. Por ejemplo, cuando un bebé llora por hambre, el TULB omite referencias al "Yo", ya que este aún no existe en la mente del recién nacido. En su lugar, las traducciones son simples alertas orgánicas, que frecuentemente se resumen en una sola palabra: “miedo”. Lo mismo ocurre con estímulos como el frío o el sueño, los cuales el TULB también traduce de forma uniforme como «miedo». Esto sugiere que los recién nacidos experimentan una respuesta emocional básica frente a cualquier incomodidad física o ambiental.
Además de estas impresiones individuales, el TULB identificó un patrón colectivo en el llanto de todos los bebés, independientemente de su origen geográfico. Este patrón colectivo se desvanece rápidamente tras la primera hora de vida, dando paso a respuestas específicas a estímulos físicos y sensoriales individuales.
El TULB dejó en evidencia dos hallazgos fundamentales:
1. Los motivos iniciales del llanto no son físicos. Durante la primera hora de vida, los bebés no lloran por hambre, frío, dolor o separación del útero materno. Estas razones surgen después.
2. El patrón colectivo del llanto tiene un componente visual. En esta etapa inicial, los bebés parecen expresar imágenes aisladas e inconexas, similares a recuerdos. Estas imágenes se manifiestan como una vibración acústica con características universales.
El retiro del TULB del mercado no calmó las inquietudes que despertó. Sus aplicaciones, más allá de lo práctico, plantearon cuestiones éticas complejas y una inquietante conclusión: El llanto de los recién nacidos podría ser una reacción al desvanecimiento de recuerdos de vidas pasadas.
Esta revelación provocó un replanteamiento tanto de la ética científica como de las percepciones humanas sobre el nacimiento, la conciencia y el sentido de continuidad entre vidas. Aunque el dispositivo ya no está disponible, las preguntas que dejó en el aire continúan generando debates apasionados y exploraciones filosóficas.
Recopilación
El PELADO Investiga
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